miércoles, 16 de marzo de 2011

Los Méxicas

Poco se sabe sobre los orígenes de esta civilización, ya que hay una gran falta de datos sobre su historia; sólo se puede deducir por los restos arqueológicos que provenían del norte y que, en sus mejores años, dominaban a las tribus cercanas usando, principalmente, el miedo como arma. Los aztecas o méxicas se caracterizaban por un gran poder militar, siendo capaces de reunir miles de guerreros en el campo de batalla, y también por sus sangrientos rituales religiosos: los sacrificios humanos.


Sociedad del imperio:

La de los méxicas era una sociedad totalmente jerárquica, donde la distinción entre unas clases y otras era tremendamente grande.

En primer lugar y con toda clase de poderes estaba el emperador, considerado casi una divinidad y absolutamente cualquier parte del imperio debía someterse a sus órdenes, de lo contrario, los castigos podían ser terribles.
Luego estaban los gobernantes de las provincias del imperio, o Tlatoani, que sólo debían obeciencia al emperador, que era el que los elegía. A su vez, otros nobles de menor clase governaban tierras al servicio de los Tlatoani y que tenían a otros nobles menores a su servicio.

La casta sacerdotal, estaba compuesta por gente de clase social alta que llevaban toda su vida preparándose para ese oficio. Estaban, en primer lugar los sumos sacerdotes que solían ser dos que dirigían toda la vida religiosa del imperio y mandaban a todos los demás sacerdotes.

En último lugar se encontraban los campesinos, que eran hombres libres y tan sólo por debajo suyo se encontraban los esclavos, que eran utilizados para los trabajos más duros o para ser sacrificados.

Religión:

La de los aztecas era una religión en la que el poder de sus dioses influía directamente sobre la civilización, tanto una epidemia como una gran victoria era la voluntad de sus dioses, que los méxicas potenciaban con sacrificios humanos, normalmente de esclavos o prisioneros de guerra, para que los cadávedes de los desafortunados fuesen tirados por las escaleras de los templos y los devorasen los ciudadanos que allí se congregaban. De esta manera, los méxicas esperaban una buena cosecha o grandes hazañas para su imperio por parte de sus dioses. Estos repugnantes ritos fueron los que movieron a los españoles a acabar con esta religión.

Éjercito

Los méxicas eran la mayor potencia de América hasta la lleguada de España. Dominaban con superioridad a todas las demás tribus de su zona gracias a su gran potencial militar. Los guerreros estaban en una clase media entre los sacerdotes y los campesinos. Los méxicas con la fama de sanguinarios y crueles que tenían, eran unos formidables guerreros, nacidos y dedicada toda su vida al arte de la guerra. Aunque su armamento no lo fuera, estos guerreros eran fuertes tanto de espíritu como de fuerza. Se reunían en distintas hermandades guerreras, normalmente cada una simbolizaba a un animal y se adornaban el equipo con los pelajes o plumas de estos. Estas hermandades guerreras eran normalmente los guerreros más fuertes y más hábiles del ejército méxica.

Entre guerreros profesionales y reclutados a la fuerza de los pueblos a su servicio, el imperio azteca pidía desplegar hasta 100.000 militares en defensa de su imperio, una cifra impresionante en aquellos tiempos tanto en América como en Europa.

En cuanto armamento, el de los méxicas podía ser efectivo contra otros indígenas de la zona pero contra las modernas y pesadas armaduras españolas podían llegar a ser muy poco efectivas ya que todas eran realizadas con madera y obsidiana, puesto que los aztecas no sabían trabajar los metales.

El maquahuitl era una especie de espada de madera con piedras de obsidiana encagadas, se dice que eran diseñadas solamente para herir y poder hacer prisioneros para los sacrificios, pero lo más probable es que los guerreros méxicas estubiesen adiestrados para matar o para heriri según conviniese.
También desarrollaron lanzas, con mango de madera y un sílex de obsidiana en la punta, podía arrojarse o clavar sobre el objetivo.
En cuanto a armamento a distancia, el ejército méxica usaba hondas y el atlatl, este último era una especie de plancha de madera donde se colocaba una flecha, tenía un par de huecos para introducir los dedos índice y corazón y, aunque fuese un método incómodo de disparo, el proyectil salía con una gran fuerza.

El equipo, sus escudos y corazas, eran protecciones ligeras pero móviles y cómodas. El escudo era redondo y grande, hecho de placas de madera entrelazadas con mimbre y se podía forrar de cuero para otorgarle mas protección. Las corazas de algodón eran efectivas contra un golpe ligero, y muy cómodas por lo que se ganaron la confianza hasta de las tropas españolas; esta coraza era un chaleco sin mangas, de piel y relleno de algodón, y era usado por todos los guerreros méxicas menos los pertenecientes a las hermandades, que llebaban armaduras del animal al que representaban cuyo objetivo además de proteger era intimidar al enemigo.

martes, 15 de marzo de 2011

El ejército español de 1500

Tras una larga y dura guerra de ocho siglos contra los invasores musulmanes, España había sido testigo del valor de los guerreros cristianos en su esfuerzo por reconquistar las tierras de sus ancestros. Esto había hecho de los habitantes de estas tierras los mejores soldados de su época, todos y cada uno de ellos dispuestos a luchar por su país, por la fama y la gloria.

Organización:

Además del valor y la disciplina de estos hombres, otra de las claves de sus victorias residían en la perfecta combinación de las especializaciones medievales de la época, donde, cada tipo de tropa desempeñaba una función especial dependiendo de su armamento. Por ejemplo, mientras los ballesteros y los arcabuceros descargaban una lluvia letal sobre su enemigo, los rodeleros, soldados armados con un escudo redondo y una espada, protegían a los tiradores de la infantería enemiga, y a su vez, estos eran protegidos de la caballería enemiga por los piqueros.

Esta magnífica organización fue diseñada por el gran genio militar Gonzalo Fernández de Córdoba, famosamente denominado como "el Gran Capitán" (1453-1515). Organizó el ejército en divisiones de dos coronelías cada una formada por 6000 soldados de infantería, 22 piezas de artillería, 800 hombres de caballería pesada y otros 800 jinetes ligeros. Cada coronelía se dividía en 20 capitanías de 250 hombres cada una y en cada capitanía se formaban tres cuerpos distintos dependiendo del tipo de armamento: un tercio de piqueros, un tercio de rodeleros, y un tercio de arcabuceros y ballesteros. El número de armas de fuego del ejército español era más numeroso que el de cualquier otra potencia europea, un factor decisivo en muchas batallas.

Armamento:

En cuanto al armamento, era el más moderno que se podía encontrar en aquel entonces y se ajustaba perfectamente a las tácticas y necesidades de las tropas españolas. Las espadas eran las más frecuentes entonces, de uso de una sola mano y con una hoja que se estrechaba a medida que se alargaba, solía tener unos 80 cm, de los cuales los primeros no estaban afilados ya que muchos soldados sacaban dos dedos por encima de los gavilanes protectores estas de espadas. Eran las primeras de una nueva generación, ya que en los países del norte de Europa lo más frecuente eran las espadas de hoja ancha y afilada, que rara vez se usaban para dar estocadas y no tajos.

En cuanto a los escudos, el más utilizado por los españoles era la rodela, un escudo redondo de acero. Las rodelas fueron utiles para enfrentarse a los méxicas, ya que las primitivas armas de esta civilización, fabricadas con obsidiana poco podían hacer contra el acero.

Otro escudo, mas usado por la caballería, es la adarga, de origen musulmán y hecho principalmente de madera, al que su ligereza permitía un buen uso para la caballería ligera.

Las lanzas y las picas eran armas totalmente diseñadas para parar en seco una carga de caballería, aunque fue un elemento táctico importante a la hora de enfrentamientos con los mexicas, ya que sus corazas de algodón eran inservibles. Además, los méxicas nunca desarrollaron un arma similar a estas y sus armas de obsidiana requerían una distancia muy corta respecto al enemigo si se quería aprovechar con toda su fuerza, de modo que podía ser difícil para los nativos acercarse a las formaciones de picas o lanzas, aunque en un choque entre potencias europeas, los piqueros podían ser realmente vulnerables ante la infantería enemiga.

La aparición de las primeras ballestas se remonta a la Edad Media, sobre el siglo x, y se convirtió en un arma  a distancia letal ya que, en épocas como 1500 la ballesta seguía en uso cuando los arcos habían desaparecido completamente. Esto se debía a que la ballesta era de trayectoria plana, tenía mucha facilidad para penetrar armaduras pesadas y tenían mas precisión que cualquier arco debido a la culata de la ballesta, similar a la de un rifle o un arcabuz, que permitía frenar el retroceso del disparo y, como el arcabuz, era muy efectiva para descargar sobre las formaciones cerradas.

El arcabuz o, en España, escopeta, no parecía tener demasiada precisión a distancias largas y era más que otra cosa un arma psicológica ya que el sonido producido por el disparo, el fogonazo y el humo eran factores que podían aterrorizar al enemigo, sobre todo a los nativos méxicas, muy lejos de la comprensión de este mecanismo.Pero pronto se ganó la confianza del ejército español tras el éxito de este arma contra las pesadas armaduras de las otras potencias europeas. En resumen, el arcabuz disparaba unas balas redondas con mucha capacidad de penetración de armadura, además de causar efectos aterradores sobre los nativos, por eso, en las tropas españolas se encontraban arcabuzes en mayor número que en cualquier otro ejército europeo. Su único punto en contra es similar al de la ballesta, una gran lentitud para cargarlo.

Equipo:

La mayoría de los soldados españoles llevaban petos de acero bastante eficaces contra los golpes de las armas méxicas que, por motivos de peso y de la dificultad de su mantenimiento fueron sustituidos, principalmente en la infantería, por las corazas de algodón de los méxicas ya que era más fácil de mantener en buenas condiciones y era ligera, cómoda y segura contra los golpes de armas nativas. Esto también ocurrió con la caballería ligera que, si no se equipaban con corazas de cuero, se verían cómodos con estos petos. La caballería pesada siguió con sus afamadas corazas de acero. Una gran mayoría de las piezas de armadura de acero se recubrían de pintura negra para evitar los estropicios del clima americano como la oxídación por la humedad del ambiente.

Las tropas de infantería españolas llevaban la "media armadura", es decir, que llevaban de cabeza a cadera totalmente protegidos por una capa de acero y de cintura a pies iban prácticamente desprotegidos.
La caballería pesada seguía tradicionalmente blindada de pies a cabeza cubriéndose la piernas con quijotes. El típico casco medieval había cambiado, de la boca hacia abajo el caballero estaba descubierto pero de boca hacia arriba el casco estaba bien diseñado para prevenir ataques de la misma altura del jinete.